La grafofobia es el miedo que padecen las personas a escribir, y no me refiero a escribir literalmente, sino a expresar sus ideas mediante la escritura. A pesar de que la escritura es un medio en el cual podemos expresar sueños, sensaciones, pensamientos, e incluso inconformidades, no la usamos para eso, y a veces la vemos sólo como algo banal. No sabemos aprovechar al máximo su finalidad.
Y si vemos más allá de escribir por nuestro gusto, o incluso sólo por obligación, cosas que ni a nosotros mismos nos interesan, nunca sabremos definir bien nuestra historia. Sí, la escritura sirve para marcar nuestra historia, no tanto una historia de vida, sino nuestra historia como cultura.
Hoy en día, la escritura es algo que produce pavor a el sistema pues, es el único medio (ya sea físico o digital) en el cual se pueden dar a conocer las cosas que realmente pasan en un país y que el sistema tanto oculta. Si somos sinceros, a todo sistema de régimen totalitario le conviene que nosotros nos dediquemos a escribir cosas que los mismos maestros nos enseñan, porque no todo el tiempo nos dejan elegir el tema que nos llame la atención escribir, y nos imponen temas que no nos van a dejar un aprendizaje, o mínimo, que nos ayude a ver las cosas como realmente son, y no como nos las venden.
Nos enseñan a escribir, sí, pero cosas que nos ayudan a dejar nuestras verdaderas identidades por un lado. Y hacen que tengamos las identidades que el sistema quiere que tengamos. La mayoría de las veces, la educación que se nos proporciona está más basada en el silenciamiento que en el desenvolvimiento en temas de interés general.
Y todo lo explica perfectamente Martínez Bonafé en su artículo "La crisis de la identidad profesional del profesorado":
Parece que se acabó el papel mesiánico del intelectual que orienta la comprensión crítica del mundo. […] La arquitectura cultural es efímera, las tecnologías audiovisuales homogeneizan el mensaje cultural, dando un valor preponderante a la imagen […] consumimos fragmentos inconexos de una representación de una realidad previamente transformada en mercancía.Y sólo queda una interrogante: ¿Para qué obligar al interés desinteresado de un grupo de alumnos que probablemente como el mismo profesor tienen el conocimiento del tema, pero no saben el significado del mismo? Si lo primero que se debe de hacer es enseñar a cambiar la actitud ante una hoja en blanco, Y así, nosotros le daremos el significado que queramos darle, para que poco a poco, mediante la escritura, conozcamos quiénes somos realmente.
Para combatir la grafofobia, lo que todas las personas debemos de tener presente, es que escribir, más allá de ser una práctica "común" es un acto de resistencia en el que nos nombramos a nosotros y a otras personas, para evitar la anulación de nuestra palabra.